En el documento, aprobado durante la sesión plenaria de julio, los arquitectos consideran necesario reconocer la magnitud del desafío que representa el calentamiento global y califican de “importancia capital” adecuar el hábitat construido para frenarlo. “Para reducir en un 80% las emisiones de gases de efecto invernadero de aquí a 2050, como establece la hoja de ruta de la UE, y evitar que las consecuencias del calentamiento global sean irreversibles, los arquitectos y arquitectas debemos asumir nuestra responsabilidad y el liderazgo que nos demanda la sociedad, intensificando nuestra acción, tanto en el ejercicio cotidiano de la profesión, como de forma colectiva”, se lee en la declaración.
En segundo lugar, pero relacionado con el anterior, se comprometen a apoyar políticas integrales de transformación urbana mediante el impulso de instrumentos legislativos y normativos que establezcan el marco adecuado para que “se acelere” la renovación de las ciudades, tal y como ya lo están realizando los países de referencia de la UE, avanzando hacia los modelos territoriales sostenibles planteados en las Agendas Urbanas. Para justificar la importancia de una renovación urbana, los arquitectos españoles se apoyan en los datos de ONU-Hábitat, según los cuales las ciudades son causantes del 60% de las emisiones de gases de efecto invernadero y del 78% del consumo de la energía mundial.
Por último, en el marco del Observatorio 2030 impulsado para cumplir los ODS de la Agenda 2030 y de la Declaración de Davos, el CSCAE y los Colegios de Arquitectos se comprometen a desarrollar un plan de acción que promoverá iniciativas propias y el apoyo a la práctica profesional para reducir la huella de carbono, poniendo el foco en la proyección de entornos más sostenibles y respetuosos con el medio ambiente. En este sentido, utilizarán la red colegial para difundir entre la ciudadanía los valores de la sostenibilidad ambiental, pero también social y económica como un bien común.